El invierno ha entrado con fuerza, y este año más que nunca, sus habituales bajas temperaturas, suponen una gran amenaza para nuestra salud, pues se ha demostrado que el frío puede aumentar las posibilidades de propagación del Covid-19.
Como ya comentamos hace tiempo, un estudio elaborado por la Universidad de Yale demuestra que la humedad es capaz de reducir la capacidad de transmisión del coronavirus. Pero ¿cómo podemos mantener una humedad adecuada en el ambiente también durante el invierno? La calefacción infrarroja tiene la respuesta.
Calefacción infrarroja y humedad
Tanto los paneles radiantes como los calefactores halógenos infrarrojos de MCONFORT funcionan mediante la emisión de ondas calefactoras. Este sistema de calefacción, a diferencia de otros, es capaz de calentar directamente los objetos y las personas sin calentar el aire, y por tanto sin resecarlo.
La principal característica de las ondas calefactoras que es atraviesan el aire, sin calentarlo, y sin generar movimientos de aire. Por lo tanto, las bacterias, el polvo u otros alérgenos se difunden en menor medida por la estancia, manteniendo así un aire más limpio. Esto hace más cómodo el día a día de las personas que sufren, por ejemplo, patologías respiratorias.
Los sistemas de calefacción mediante ondas infrarrojas permiten la ventilación y renovación del aire de la estancia o espacio, sin perder calor, pues esta se acumula en el objeto y no solo en el aire, mismo principio por el que se mantiene una humedad adecuada en la estancia.
¿Qué nivel de humedad debo mantener?
Según el estudio desarrollado por los expertos de la Universidad de Yale, ‘la humedad ideal para prevenir la transmisión viral respiratoria en aerosol a temperatura ambiente debe estar entre un 40% y un 60% de humedad relativa.’
Mantener el nivel de humedad indicado en las estancias reduce significativamente nuestras posibilidades de contagiar o ser contagiados, lo cual se traduce en salud y seguridad.
Por lo tanto, resulta fundamental seguir las recomendaciones sanitarias, así como aplicar todos aquellos consejos prácticos que estén en nuestra mano. Vigilar el nivel de humedad relativa, ventilar frecuentemente los espacios cerrados, o regular correctamente la temperatura del hogar para asegurar el bienestar de sus habitantes.
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