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Muchas personas, la mayoría, esperamos el verano con verdadera devoción. Estamos todo el año deseando que llegue, principalmente, por las vacaciones. Ese merecido descanso que todos ansiamos.

Deseamos olvidarnos del reloj, del móvil, desconectar…bañarnos en el mar, pasear por la montaña o, simplemente, descansar y no hacer nada.

Pero hay una diferencia que nos separa a muchos. Y es que hay personas que aman y adoran el calor, pero otras lo odian y temen profundamente, a partes iguales.

¿Por qué unos lo adoran y otros lo odian? Siempre encontrarás defensores y detractores, tanto del frío como del calor. Habrá que indagar en las verdaderas razones de unos y de otros.

Los amantes del calor defienden que son capaces de sobrellevarlo mejor que el frío. Y es que es cierto que hay personas que toleran mejor que otras las altas temperaturas. Pero, ¿por qué?.

Desde RTVE se realizó un análisis de cuáles pueden ser estos motivos. Entre ellos, aparecen rangos como edad, sexo o los genes.

Según este reportaje, cada persona percibe el calor de modo distinto. La edad, el sexo y los genes son factores que determinan la mayor o menor eficacia a la hora de mantener la temperatura corporal óptima. Para que nuestro cuerpo funcione bien debe mantener sus órganos internos en un rango de temperatura entre los 35’5-37ºC. Para lograrlo, generamos calor con el metabolismo y también aprovechamos el calor ambiental.

En el artículo de RTVE se continúa explicando que las personas contamos con sensores que recogen información del exterior y del interior de nuestro cuerpo fundamentales para regular la temperatura. Entre estos sensores se encuentran la piel, los vasos sanguíneos y algunas zonas del cerebro, que determinan si nuestra temperatura es la adecuada. Pero, también es cierto que, “cada uno de nosotros tenemos estos sensores personalizados según los genes”, explica a RTVE el endocrinólogo Alejandro Domingo del Hospital Quirón San Camilo (Madrid). 

Las hormonas también contribuyen a aumentar o disminuir nuestro calor corporal y su nivel de producción también está determinado en parte por factores genéticos. “Los mecanismos de producción de calor de una célula dependen de algunas hormonas, entre ellas las tiroideas”, explica. “Las personas que producen más hormonas tiroideas pasan más calor”, puntualiza Alejandro Domingo.

Otro factor relevante a la hora de afrontar mejor o peor el calor es el psicológico. Una mala actitud contribuye a que el cerebro interprete que hay exceso de calor. “Es una falsa información que el cerebro tiene en cuenta”, explica el especialista. Las personas mayores pueden tener deteriorados los sensores y por eso no sienten el calor o la sed, con el mismo vigor que los adultos jóvenes. Es importante para ellos beber y refrescarse, aunque no sientan especial calor.

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